La tradición de las cestas o lotes de Navidad sigue muy viva. Y aunque la composición de las mismas ha ido cambiando, desde La Alacena Castellana lo tenemos muy claro: ¡que no falte el Jamón de Teruel DOP!

Llegado el mes de diciembre, las empresas encargadas de elaborar las cestas y lotes navideños están que echan humo. Afortunadamente para el sector, esta tradición, que se vio amenazada hace unos años, comienza poco a poco a remontar el vuelo. Las cestas que no desaparecieron, sufrieron un ajuste a la baja en el presupuesto, lo que hizo que desapareciera de muchas de ellas el que había sido durante mucho tiempo, el producto estrella: el jamón.

El origen de una tradición

Como tantísimas otras costumbres arraigadas en nuestra cultura, el origen de las cestas de Navidad tiene lugar en la Antigua Roma. Durante las festividades dedicadas al dios Saturno (las Saturnales Saturnalia), celebradas justo antes del solsticio de invierno, los patronos entregaban a sus clientes una gratificación llamada sportula (una cesta de comida y víveres para afrontar los meses de frío). Eso sí, el concepto de cliente en la Antigua Roma no se corresponde con el actual. Cliente era la palabra usada para referirse a las personas que se ponían al servicio de un patrón. Sin ser sirvientes ni esclavos, su misión era la de realizar encargos y recados o ir cada mañana a despertar al patrón y desearle los buenos días, acto conocido como salutatio matutina (lo que sería hacer la pelota hoy en día, vamos).

Más de 100 años regalando cestas

Si bien es cierto que el origen de nuestra actual cesta puede encontrarse en la antigua sportula (que contenía habitualmente higos, laurel y otros alimentos), no es menos cierto que la presente tradición no comenzó hasta finales del siglo XIX. Algunos organismos públicos comenzaron a regalar a sus trabajadores una cesta repleta de productos navideños. Esta costumbre se extendió durante el siguiente siglo a las empresas privadas, convirtiéndose en una auténtica tradición.

Dulces típicos de estas fechas, como los mazapanes o el turrónvinos y cavasembutidos y, por supuesto, jamón (esa pezuña que sobrepasaba incluso el asa de la cesta), poblaban las casas de muchos de los trabajadores de nuestro país. La cesta se convirtió en un símbolo de gratitud hacia los empleados por parte de las empresas.

Es cierto que la mencionada crisis supuso una gran amenaza para las pobres cestas. Sin embargo, el sector se adaptó ofreciendo innumerables variantes adaptadas a todos los presupuestos. También los productores hemos puesto de nuestra parte en este aspecto. Nosotros seguimos apostando porque la estrella de las cestas siga siendo el jamón, y si es de Teruel, mucho mejor. ¿A quién no le hace ilusión recibir uno para Navidad? ¡No hay mejor decoración para la cocina! Pero conscientes de la nueva realidad, ofrecemos también nuestro Jamón de Teruel DOP Sierra Lindón no solo en pieza entera, sino en formatos más cómodos y económicos, como nuestros sobres de loncheado.

La idea es que no falte la cesta de Navidad en las casas, y en ellas, por supuesto, que no falte el jamón.